ISSUE #5: en plena era del plot twist creativo
Al más puro estilo reality show, como Supervivientes concursado por directores creativos. Nunca antes habíamos vivido tantos cambios de dirección creativa en tan poco tiempo.
Parece un dominó imparable, además intercambiando ficha, entendiéndose por “ficha” un “director creativo”. Lo que antes era casi un puesto vitalicio, ahora es más bien un asiento caliente con fecha de caducidad, y estas últimas semanas hemos tenido muchas más noticias que lo corroboran. ¿Pero a qué se debe esto?
Es indiscutible que el ritmo que vive hoy la industria es agotador (bueno, el ritmo que vivimos en general). Llevo días dándole vueltas a esto, y es que si comparamos la moda de antes, cuando se hacían dos colecciones al año vs. hoy, una marca grande puede sacar: esas dos colecciones principales (SS+AW), más dos pre-colecciones, igual una o dos cápsulas exclusivas (cruise/resort), sumándole colaboraciones, red carpets, línea beauty, desfiles especiales… Todo eso bajo una competencia y presión constante por innovar, viralizar y vender. El desgaste es enorme y más cuando el éxito ahora se mide en redes sociales. Si una colección no se viraliza, parece que ha fallado. ¿En qué momento decidimos que una idea solo vale si se viraliza al momento? ¿Y cómo se sostiene una visión a largo plazo si se exigen resultados inmediatos?
También está la globalización. Vivimos en un momento en el que todo se ve y, por ende, todo se copia. Lo que ayer era original, hoy ya es mainstream. Todo circula tan rápido, que lo que ayer era nuevo, hoy ya está en Shein y queda obsoleto. Esa ansiedad de novedad constante desgasta. Se agota la estética, se agota el público y se agota el creativo. También pienso que se ha perdido algo de intimidad en el proceso. Antes, un diseñador podía crecer con una marca (y no hace tantos años como Alber Elbaz en Lanvin o Phoebe en Céline). Ahora los directores creativos duran lo que un trend en TikTok. La saturación visual es real. Todo es más fugaz. Y ese vínculo emocional entre creador y casa se está perdiendo.
Hay un problema estructural en cómo funciona la industria: se prioriza lo inmediato frente a lo atemporal. Se exige vender sin descanso. Y se cambian los creativos como si fueran una prenda más.
JW Anderson says bye to Loewe:
A mí (como a muchas, me imagino) me da mucha pena. Me encantan sus casi 12 años en Loewe y ese humor irónico y rebelde que le(s) caracteriza. Soy MUY fan de este hombre desde que, en su colaboración con Converse en 2017, me diseñó las zapatillas más bonitas del mundo (y no, no estoy exagerando). Adjunto foto:
Hace años me las ponía un montón, fue un crush literal (fun fact: las daba por perdidas hasta que, hace unos días, encontré en mi trastero una caja enorme con todos los zapatos que utilizaba hace 3/4 años, y me muero de ganas de volver a darles cañita). Por cierto, si alguna afortunada tiene un 37,5 de pie, se están vendiendo unas por Vestiaire y bastante bien de precio, que en su momento se revalorizaron tanto que las llegué a ver hasta por 700€ (chollo a la vista).
A pesar de ser una colaboración que evidentemente me encantó, no sé si él la recuerda con mucho cariño, ya que le robaron su diseño y denunció el plagio en su Instagram alegando "lo triste que es que una empresa masiva te elimina cuando una colaboración empieza a funcionar, en lugar de ayudar a una marca pequeña como JW Anderson en tiempos difíciles” en un post. Las Converse Run Star Hike, como las conocemos, con la suela de sierra, las diseñó él y se siguieron comercializando en todos los colores sin su nombre y sin créditos posteriores a su colaboración.
Desde ese momento dejé de usar esas Converse para apoyar al que se convirtió desde entonces en uno de mis diseñadores favoritos.
Demasiadas ganas de ver sus próximos pasos, porque aunque no está confirmado, se rumorea que es el nuevo director creativo de Dior!!!!!! Just wow.
El otro día encontré este perfil @thecitizensposte en Instagram que me encantó y representa a la perfección lo que estamos viviendo:
Añadir también: @diet_prada, @stylenotcom, @bof y @voguebusiness para estar al tanto de todas las noticias y gossip.
Parece que las casas tienen que ir probando nuevas personalidades como si de filtros de Instagram se tratara para captar atención, en búsqueda desesperada de lo viral. Lo que antes duraba 10 años, ahora dura 2. La presión de las redes, del ritmo comercial, de los inversores, hace que se busque el "wow moment" inmediato y no importa tanto que las marcas pierdan su ADN.
Como lo hemos podido ver con Valentino, que ahora parece un déjà vu de Gucci hace 3 años, dejando de lado el Valentino etéreo de Pierpaolo en sus inicios.
Y qué queréis que os diga, se viene unpopular opinion. Aunque me gusta ver la evolución de las marcas, hay otras que, sin hacer ruido, siguen en su esencia, como Chanel, de mis eternos favoritos. Sé que hay gente que lo ve repetitivo. Pero para mí, Chanel evoluciona sin dejar de ser Chanel. Sé qué esperar de sus desfiles: el tweed, la costura, el guiño al archivo... Pero siempre hay algo que me vuelve a maravillar.
Igual que me pasa, en otra categoría, con Isabel Marant o Chloé: tienen un sello muy marcado, y eso en un momento de crisis de identidad general… se agradece (spoiler: ambas MUY en tendencia esta temporada).
Aunque a ver qué pasa ahora que Chanel ha fichado a Matthieu Blazy después de su salida de Bottega. Mientras LVMH juega al ajedrez de la moda: colocando a Jack & Lazaro (los cofundadores de Proenza Schouler) al frente de Loewe, y a Dario Vitale, mano derecha de Miuccia en el boom de Miu Miu, lo pone a llevar las riendas de Versace después de las casi tres décadas de Donatella; jugándosela con Michael Rider, un nombre menos mediático pero con pedigree, ya que fue del team de Phoebe Philo en la era dorada de Céline y viene de renovar Polo Ralph Lauren, veremos si consigue reconciliar a las fieles de Phoebe con una nueva narrativa que respire archivo.
Ahora solo faltan las palomitas y ver… quién hace jaque.
Esto genera una moda más inestable, con más performance, más para "la foto". Hay belleza en el caos y colecciones que brillan, a pesar de que el sector en sí está más patas arriba que nunca.
Quizá estamos ante una nueva era donde lo inesperado es la norma. Donde las jerarquías se tambalean. Donde marcas pequeñas ganan protagonismo, para volver a mirar a los diseñadores con curiosidad.
Si algo bueno tiene la moda es que se reinventa constantemente, y quizá estamos en una especie de temporada de transición. De caos creativo. Y, como en las buenas series, a veces hay que aguantar el capítulo lento que no engancha antes del gran giro.
Pero ojalá todos nos pongamos de acuerdo para bajar el ritmo un poco y que el éxito se mida en lo que perdura, para que la inmediatez vaya perdiendo relevancia. Suena a romántico y utópico, pero la moda consta de ciclos y se puede volver a poner de moda.
¿Qué opináis vosotras? ¿Entendéis mi nostalgia? ¿O sois pro del cambio?
Os leo en comentarios <3
Yo también soy nostálgica.
Totalmente de acuerdo Mariana 💝